Exconejita de Playboy narra detalles escabrosos de las fiestas de la mansión: “En nuestro dormitorio”
El 27 de septiembre de 2017 cuando falleció Hugh Hefner, fundador y jefe de la revista Playboy, muchas de las ex “conejitas” tuvieron el valor de dar escandalosos detalles sobre sus trabajos y condiciones en las que eran tratadas.
Desde las estrictas reglas que se debían cumplir para vivir en la Mansión Playboy, hasta los abusos que se encubrían, la lista de reclamos es infinita y año a año son cada vez más las mujeres que tomaron la decisión de hablar públicamente al respecto.
En esta oportunidad fue Crystal Hefner, la última esposa del magnate, quien concedió una entrevista al medio Daily Mail y recordó a través de un libro cómo fue vivir con Hugh en sus últimos cinco años de vida.
“La vida útil de Hef, de 91 años, terminó en la cúspide del #MeToo. ¿Coincidencia? Yo creo que no.’ El libro se llama Solo di cosas buenas… esto es lo que Hefner me pidió que hiciera después de su muerte, pero no es una petición que pueda cumplir”, introdujo sobre la última conversación que mantuvieron.
Si bien a lo largo de su relación Crystal lo defendió ante todo tipo de críticas, en la actualidad -y gracias a la ayuda de la terapia- se dio cuenta de que fue víctima de maltrato: “Lo conocí cuando tenía 21 años y él 81. Recuerdo que me dictó con precisión qué tono de esmalte de uñas debía usar (rosa, pálido y transparente, nunca mate) y me daba unos golpecitos suaves en la cabeza cuando se me veían las raíces”.
En la Mansión Playboy, una de las casas más famosas de California, los festejos que realizaban y que posteriormente se difundían en los medios de comunicación mostraban tan solo una pequeña parte de lo que en realidad vivían todos aquellos que trabajaban en el establecimiento.
“Cuando estaba en la residencia, impuso un toque de queda a las 6 de la tarde para garantizar que estuviera en casa para compartir su cena (siempre sopa de pollo con queso crema y galletas saladas) y ver sus películas favoritas. Luego, al anochecer, esperaba que participara en el sexo grupal por el que Hefner era famoso”, explicó con angustia.
Respecto de esta petición, sostuvo: “Fue embarazoso. No sé cuántas personas habrían estado en nuestra habitación al mismo tiempo, pero… muchas. Bastante mal. Pensábamos ‘ahora es tu turno’. En realidad, nadie quería estar allí, pero creo que en la mente de Hef todavía pensaba que tenía 40 años y esas noches, la gente, la mansión, solidificaron esa idea”.
Por otro lado, habló sobre las fiestas llamadas “Sunday Fundays”, cuando 200 mujeres jóvenes llegaban a la mansión Playboy. En una de las últimas que llevaron a cabo, Hugh sufrió un inconveniente en su salud debido a la variedad de veces que tomó viagra: “Le hizo perder la audición de un lado (un efecto secundario reconocido del fármaco). Él siempre dijo que preferiría ser sordo y aún poder tener relaciones sexuales. Es raro”.
Si bien de las cámaras para afuera Crystal y Hugh se mostraban felices, ahora ella reveló la verdad acerca de su vínculo. “Ni siquiera nuestra primera noche juntos fue apasionante. No tiene nada de especial. Lo que quieras, lo que pienses o como quieras que transcurra la noche, bueno, no fue eso. La parte más difícil de intentar tener una relación con Hef fue que lo juzgaron mucho. Con razón, si esa niña fuera mi hija, no sucedería. Todo lo que puedo decir es que si venís de una infancia feliz, perfecta y amorosa, normalmente no terminás con alguien que ya tenía 60 años cuando nacés”, aseveró. En línea con esto, mientras miraba la primera fotografía que se sacó junto a Hugh, precisó: “Es tan triste… Miro hacia atrás y siento pena por esa chica”.
Respecto de su situación económica, explicó que si bien tuvo que firmar un acuerdo prenupcial, antes del fallecimiento de Hefner tuvo varias complicaciones con los abogados con los que se contactó. Asimismo, detalló que el hombre dividió todo su patrimonio entre sus cuatro hijos y dejó dinero para organizaciones benéficas.
En cuanto a este tema, aclaró que no tuvo problemas financieros y aceptaba las decisiones económicas de él. Sin embargo, lo hacía por un triste motivo: “Cuando tu familia está rota, sentís que realmente no pertenecés a ningún lado. Dependés de la bondad de los demás y te hacés pequeño para intentar encajar. No tenés poder. Entonces conocí a Hef y sentí ‘yo también podría pertenecer aquí’. Al principio, la Mansión Playboy parecía un santuario, pero no lo fue. Pero entonces o lo cumplís o te vas, y yo no sentía que tuviera adónde ir o que pudiera hacer algo por mí misma”.
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Respecto del día en que conoció todo ese mundo, según opinó, de “fantasía”, vivía en San Diego, Estados Unidos, cuando pidió entradas para una de las fiestas de Halloween de Hefner. Una vez que lo consiguió y asistió, quedó atónita con todo lo que vio, en especial por los famosos con los que tuvo la oportunidad de conversar: “Llamé la atención de Hefner entre la multitud. Me convertí en su amante esa noche. Fue inmediato, enseguida, es lo que se esperaba. Me invitaron a mudarme y establecer mi residencia permanente”.
Cuando rememora ese estilo de vida, se arrepiente por todo lo pasó: “Suena tan rancio y desagradable como la decoración del interior de la mansión, que se hizo por última vez en los años 70 y luego Hef presionó el botón de pausa”.
Entre las revelaciones que dará a conocer en el libro que presentará próximamente la mujer, se encuentra el nivel de presión que vivía con otras ex “conejitas” para ganarse el afecto de Hefner: “Ser elegida o no era devastador para nosotras, pero para él era un juego. Yo me convertí en su tercera esposa en la víspera de Año Nuevo de 2012 pero, mirando hacia atrás, creo que tuve una especie de síndrome de Estocolmo. Había una parte de mí que siempre pensó que si esto fuera amor verdadero, no habría otras mujeres en el dormitorio. Me reconcilié intentando creer que él me amaba lo mejor que sabía”.
En otra etapa de su vida, Crystal agradeció que todas estas experiencias la motivaron para estudiar la carrera de psicología. Asimismo, se convirtió en empresaria y embajadora de First Ape Wives Club, que ofrece pases de acceso digital y tokens no fungibles (NFT). “Trabajar me hace sentir más humana, realizada y parte del mundo nuevamente. Antes de esto, ser parte del imperio Playboy, hacer que Hef quedara bien, ese era mi trabajo, pero ya no”, concluyó.
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Con su nuevo hogar en Londres, está dispuesta de tomar las riendas de su vida como lo hace desde el día en que el magnate murió. Por eso, dejó en claro que a pesar de las circunstancias en las que uno se encuentra, no se debe aceptar cualquier tipo de invitación de quienes se aprovechan de personas vulnerables.