Intérpretes de Lengua de Señas Mexicana no son oficialmente reconocidos
Redacción/El Demócrata. Miguel Ángel Preciado López, especialista en Lengua de Señas Mexicana (LSM), expresó que los traductores e intérpretes de este flujo comunicacional para personas con discapacidad auditiva, en situación de sordera o de baja audición como la hipoacusia, no son oficialmente reconocidos y en muchas ocasiones los retribuyen con constancias de participación.
Durante su participación, el sábado 16 de octubre, en el II Foro Internacional sobre Estudios de Traducción e Interpretación, organizado por el cuerpo académico (CA) Lingüística y Traducción, adscrito al Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), Preciado López impartió la ponencia “Accesibilidad”.
Al hablar sobre la importancia de dicha profesión y especialidad, afirmó que falta mucho por hacer al respecto, pero también por reconocer los derechos de las personas con discapacidad, pues es ahí donde entra la figura del intérprete que sirve a la comunidad sorda.
“Sin la comunidad sorda no existiríamos porque toda la información debe ser accesible para quienes no pueden oír, ver y comprender.”
Al menos, dijo, en las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador participan intérpretes, tanto hombres como mujeres, pues no es una labor exclusiva de un sólo género.
Lo mismo sucede en el ámbito jurídico, en el Senado de la República y en el Congreso de la Unión, incluso este último cuenta con un canal que brinda el servicio de interpretación para la accesibilidad de personas con discapacidad.
Por ello, la accesibilidad es considerada como información para todos, pues es un derecho de la comunidad sorda o con discapacidad auditiva.
Entendido de otra manera, las cosas deben ser accesibles para todas las personas con o sin discapacidad, adultas mayores o de algún otro sector vulnerable.
En la ponencia moderada por Cristina Kleinert, investigadora del IIE, comentó que para las personas ciegas debe hacerse una traducción en sistema braille, o utilizar lectores de pantalla que funcionan por medio de un software, a través del cual se traduce e interpreta la información.
En el caso de personas con hipoacusia que han adquirido el español, lo cual es muy difícil entre la comunidad sorda, la versión estenográfica o estenografía proyectada en subtítulos, en videoconferencias o cualquier material visual, es de gran ayuda para ellos.
También hay formatos de fácil lectura para las personas con discapacidad intelectual.
“Hay que hacer accesible la información pues no se puede manejar un lenguaje demasiado elevado o técnico porque no lo entenderían, y no sería comprensible para ellos.”
De igual manera, el uso de pictogramas para personas autistas o con una discapacidad psicosocial, también es de utilidad para la comunidad sorda.
Puntualizó que los derechos de personas con discapacidad están contenidos en la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, en su artículo 9.
Asimismo, en la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, la cual rige a todo el país, sin embargo, no está armonizada en todas las entidades de México.
En Veracruz, por ejemplo, está la Ley 822 para la Integración de las Personas con Discapacidad, misma que presenta una enorme contradicción legislativa al hablar textualmente de integración y no de inclusión, criticó.
“Por eso se le deben hacer muchas reformas ya que opera sin reglamento, es inoperante.”
Una más es la Ley de Accesibilidad de la Ciudad de México.
De acuerdo con el censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en México hay seis millones 179 mil 890 personas con algún tipo de discapacidad, lo que representa el 4.9 por ciento de la población total del país.