¡Agüas! Si cubres este perfil NUNCA te darán un aumento
Diego Olivos/Xalapa.- Existen 3 momentos en nuestra vida que nos ponen tan nerviosos, que les damos mil vueltas antes de tomar la iniciativa de hacerlos:
- 1.- Confesarle a la persona que nos gusta nuestros sentimientos, arriesgándote al rechazo.
- 2.- Preguntar al mesero si ya está lista nuestra comida cuando ves que atienden a otros primero que a ti.
- 3.- Pedir cita con nuestro jefe para solicitar un aumento.
Aunque las 3 situaciones son muy válidas y no tienen “nada de malo”, la reacción del interlocutor nos hace detenernos muchas veces. Sin embargo; de todas estas acciones la que debemos realizar sí o sí, es la de pedir nuestro aumento; ¿por qué? simple, es lo justo; necesitas pagar cuentas y llevar una vida digna, y el sueldo que te asignaron hace 5 años ya no rinde igual.
Por otra parte, debemos ser conscientes de nuestra realidad. Antes de pedirle a tu jefe un aumento, asegúrate de merecerlo; si llevas menos de un año en la empresa y te has dedicado a cumplir únicamente con tus funciones, ni lo pienses.
¿Cuándo es válido solicitar un aumento?
Si llevas 5 años en la empresa, aún sin méritos extras, están obligados a realizarte un incremento al sueldo base. Si llevas menos tiempo (o más) pero sí haz realizado méritos palpables, es válido, y más, si al comparar tu sueldo con personas en el mismo cargo en otras empresas, la diferencia es abismal.
Pero independientemente de tus razones y la validación para recibir o no un aumento, hay 6 tipos de perfiles profesionales que es casi seguro que NUNCA serán considerados para este incremento y lo peor del caso, sus posibilidades de ascender en la empresa y conseguir un puesto mejor son casi nulas.
Revisa las personalidades que muy pocas veces consiguen mejorar en su empresa, y si te identificas con alguna de ellas, modifícala de inmediato, o jamás conseguirás otro puesto ni un mejor sueldo.
El comunicativo
Es una manera política de llamarle al “chismoso” o a quien se dedica a platicar durante las 8 horas laborales. Este perfil profesional no inspira confianza ni seriedad. Hablar mucho podría convertirte en el compañero “buena onda” de la oficina, pero esto no te hará ganar puntos con el jefe, por el contrario, nunca verá en ti a un profesional responsable capaz de adquirir nuevas funciones.
El que siempre cede
Decirle que sí a todo a tu jefe te hará quedar bien con él, pero evitará que te considere para algo serio. Es muy simple, has tomado el rol sumiso del empleado perfecto, y precisamente eso querrán que continúes siendo siempre: un empleado perfecto (responsable, puntual, sin quejarse, sin reclamar, sin exigir, haciendo todo). ¿Para qué querrían cambiarte a otro puesto o aumentarte el sueldo, si así como estás, todo fluye en beneficio para ellos?
El negativo
Este perfil es el contrario al anterior. Siempre se está quejando, nada en la empresa parece gustarle: “El sueldo es malo” “El jefe es horrible” “El producto está bien feo” “Mis compañeros son bien flojos” “La cocina está bien sucia” “Nos dan bien poquito tiempo para comer”, y miles de quejas más que te hacen lucir como una persona incapaz de resolver problemas. ¿Si tanto te molesta la empresa, para qué quieres permanecer en ella?
La víctima
Es aquél empleado a quien le es imposible reconocer errores y aceptar responsabilidades. Si un trabajo está mal hecho, la culpa nunca será suya, siempre encontrará un pretexto que justifique su poca capacidad. Además, es experto en poner pretextos cuando incumple con sus deberes: “Llegué tarde porque el camión nunca pasó y no tengo coche”. Por lo general, sus compañeros nunca se expresan bien de él y son referencia para que el jefe nunca lo considere para un puesto mejor.
El emocional
Es aquél empleado que no sabe controlar sus emociones y las demuestra constantemente. Suele perder los estribos en las juntas y es capaz de gritarle al mismo jefe de la compañía. No le importa hacer berrinche y faltas de respeto. Es demasiado egocentrista y pocas veces sabe trabajar en equipo.
El sabelotodo
Finalmente, está el empleado que se cree capaz de dirigir él mismo la compañía. Apenas lo contrataron y ya siente la capacidad de reemplazar al gerente. Él lo sabe todo, lo entiende todo, se adelanta a todo. Probablemente nadie dude de sus capacidades, pero las empresas están manejadas por personas, no por máquinas, y toda la eficiencia de este empleado quedará eclipsada si los mandos mayores lo miran como amenaza a sus propios puestos.
Bueno y entonces, ¿quién sí puede aspirar a un aumento de sueldo o puesto?
Los empleados que sepan equilibrar sus aptitudes profesionales con sus actitudes sociales. Aquél que cumpla con las responsabilidades de su función pero que además sepa trabajar en equipo, muestre interés por la compañía, no tema en expresar sus ideas y decir no cuando algo no le competa o interfiera con su vida personal. El empleado que se vuelva indispensable para la ejecución del puesto como para el ambiente del negocio. Aquél que mantenga siempre una actitud de líder y no únicamente de empleado.